A veces, podemos tener muchos planes en la vida, pero muchas veces esos planes no son los mismos que la vida nos tiene preparado, y en vez de elegir nosotras nuestra vocación, la vocación nos elige a nosotras.
María es proveniente de Perú, pero se nacionalizó chilena. Fue diseñadora de vestuario, egresada de la Escuela de Bellas Artes de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Chile. Se especializó en vestuario teatral y fue docente de la Universidad de Chile durante 26 años, en la que fue Coordinadora de la Carrera de Diseño Teatral por diez años.
Sus inicios los tuvo como diseñadora en el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica de Santiago, y a pesar de que nunca estuvo dentro de sus planes dedicarse al vestuario, le resultó bastante bien.
Cuenta en una entrevista que: “elegí esta profesión un poco por casualidad. Yo estudiaba Bellas Artes y fui al Teatro de Ensayo con la idea de ser actriz y ahí me tomaron como ayudante de Fernando Debesa, que era el escenógrafo. Luego me hice cargo del vestuario de Pigmalion y ahí me olvidé de que pensaba ser actriz”.
Sus aportes más destacados para el Teatro Nacional de la Universidad de Chile corresponden a “Don Juan Tenorio”, “La Gaviota”, “Las Mocedades del Cid”, “El Mercader de Venecia”, “Mama Rosa”. Parte de su trabajo en el Teatro Nacional Chileno formó parte del proyecto «Fanor Velasco 22: Etapa 1» realizado en 2019, una publicación que recoge los resultados de este proyecto que busca relevar el patrimonio de la sastrería del TNCH, mediante, no sólo la recuperación y el mejoramiento del lugar, sino de la catalogación y restauración de los vestuarios.
También realizó diseños para el Ballet Nacional de la Universidad de Chile y para la ópera “Los Puritanos”, en el Teatro Municipal. Participó como creadora de vestuario, en doce espectáculos para clásicos universitarios del fútbol, en tres filmes y en innumerables obras de teatro.
Los trabajos de María se destacan por su gran imaginación al momento de utilizar materiales y poder montar toda una obra con los recursos más impensados. Ella cuenta que fue aprendiendo con el tiempo y con los viajes que pudo realizar para ir perfeccionando sus trabajos. Por ejemplo, narra como en Polonia, viendo el Museo del Teatro de Varsovia descubrió cosas hechas con materiales muy simples debido a la pobreza de posguerra.
Dentro de sus impresionantes elaboraciones tenemos el ejemplo del montaje de la obra “El Mercader de Venecia” de William Shakespeare, del Teatro Nacional Chileno, para la cual creó casi sesenta trajes renacentistas a partir de retazos de tela unidos con brea caliente a la que daba terminaciones con spray, una creación que llevó más de tres meses poder realizar, pero que tuvo muy buenas críticas.
Hasta sus últimos días ejerció como coordinadora de la carrera de Diseño Teatral, profesora de utilería, profesora de teñido y tratamiento de telas.